Para México, la palabra «muro» representa la oscura intención de contener la migración de los compatriotas hacia Estados Unidos. Pero para los alemanes, esa palabra está ligada a una etapa fúnebre de su historia, vinculada al final de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría. El Muro de Berlín representó la división del mundo entre Este y Oeste, el reparto de los territorios y los países vencidos a manos de las grandes potencias de entonces, la división artificial de una nación crucificada, primero por Hitler y después por la Unión Soviética y Estados Unidos.
El pasado 9 de noviembre, la canciller Angela Merkel conmemoró el 30 aniversario de la caída del Muro de Berlín y recordó a las víctimas de la antigua República Democrática Alemania. Sus palabras tuvieron también una resonancia muy fuerte en México. «El muro de Berlín es historia -dijo-, y nos enseña que, ningún muro es tan alto o tan ancho que no se pueda atravesar». Hay que recordar que ese muro dividió a la ciudad durante 28 años.
«No les olvidaremos. Recuerdo a las personas que fueron asesinadas junto a este muro porque buscaban la libertad. Recuerdo a las 75 mil personas que fueron llevadas a prisión por fugarse de la república», manifestó la Canciller en el museo dedicado al muro. «Hoy tenemos que rechazar de manera definitiva el odio, el racismo y el antisemitismo», remató.