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El poder del narco

En un informe muy detallado, que no es común en cualquier país del mundo por razones de seguridad, el gobierno presentó lo sucedido en Culiacán el pasado 18 de octubre, cuando el Cártel de Sinaloa sitió a Culiacán para evitar la captura de Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo y supuesto nuevo líder del Cártel.

Como es sabido, las fuerzas del Cártel lograron con su despliegue militar la liberación del hijo del Chapo, y el gobierno logró con su decisión de entregarlo evitar un baño de sangre en la ciudad. Los muertos se redujeron a 8. De ellos fueron 5 delincuentes, un miembro de la Guardia Nacional, un recluso que fue liberado de un penal y un civil. Pudo haber sido mucho peor.

El informe pone de manifiesto que el poder del narco es enorme. Por lo menos en esa región. El Cártel de Sinaloa puede sitiar la capital del estado con un poderío gigantesco y una estrategia militar muy eficaz. Sus fuerzas cerraron los accesos por carretera, tomaron un penal para liberar a los presos, incendiaron vehículos en varias calles, sacaron a muchos pasajeros de los camiones públicos, rodearon los edificios donde viven los familiares de los militares, amenazaron a la población durante horas, lograron dar en el blanco en un helicóptero, despojaron a los militares de sus vehículos y regresaron a sus guaridas con pocas bajas.

Las fuerzas de seguridad tuvieron una sola baja, un miembro de la Guardia Nacional.

Los miembros del Cártel expusieron también su ineptitud: lanzaron granadas que no explotaron por desconocer su mecanismo, no revisaron los clósets donde se ocultaron algunos ciudadanos, expusieron a sus miembros a la muerte en fuego abierto.

Hubo también actos de heroísmo: un sargento escondió a un puñado de niños para salvarles la vida antes de entregarse al narcotráfico, y el Comandante de la Fuerza de Intervención rechazó un soborno de 3 millones de dólares por pasarse a las fuerzas del crimen organizado.

Y hay, también, otra novedad: ya no hay ocultamiento de la verdad por motivos de seguridad del Estado. El sitio de Culiacán se hizo público.

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