Durante muchos años, la inflación se ha considerado en México como la cabeza más peligrosa de la hidra de la economía. Por la inflación suben los precios de los productos básicos, el gasto familiar no alcanza para alimentos y medicinas, el número de familias en pobreza y en pobreza extrema se multiplica a pesar de los esfuerzos del gobierno por evitarlo. La inflación es la culpable.

En la actualidad, la inflación en México ronda el 10% mensual, y eso se considera un foto amarillo. No es un foco rojo aún, pero hay que evitar que llegue a ese color. Por supuesto que estamos muy lejos de Venezuela, donde la inflación galopa a un escandaloso ritmo de 500%.

La inflación pega donde más duele. Los alimentos, bebidas y tabaco vieron ascender sus precios a un ritmo del 12%.

Los ciudadanos la padecen. Y el gobierno, que dice favorecer a los pobres, tiene con la inflación una jaqueca permanente.