Lo más probable es que Jair Bolsonaro gane las elecciones el próximo fin de semana y se convierta en el presidente de Brasil. Definido como «el Donald Trump de Sudamérica», Bolsonaro comparte con el huésped de la Casa Blanca la costumbre de hacer declaraciones atroces, aunque -si esto fuera posible- más radicales. Como botones de muestra, ha dicho que prefiere un hijo muerto a un hijo homosexual, que no es capaz de violar a una compañera de banca en el Congreso porque está muy fea, que dedica sus victorias electorales al jefe de la tortura durante los regímenes militares, que alaba el golpe de Estado de Pinochet en 1973, que las mujeres no deben ganar lo mismo que los hombres si realizan el mismo trabajo y que los negros son una manada de obesos que no sirven ni para procrear.
Sin duda su discurso -al igual que el de Trump- es un arma de fuego que incita abiertamente a la violencia, y eso explica el ataque a cuchillo que sufrió en un mitin el pasado 6 de septiembre. El hombre que lo apuñaló, un fanático que se declaró movido por Dios, señaló después de su detención que actuó por motivos religiosos, pero también por los prejuicios de Bolsonaro contra la raza negra y las mujeres.
Brasil va a votar, según los últimos sondeos, impulsado contra la corrupción que originó y encubrió la Operación Lava Jato y los sobornos internacionales de Odebretch; por el crecimiento desmedido de la violencia, que arrojó alrededor de 60 mil homicidios el año pasado; por el ensanchamiento de las desigualdades sociales y la mayor pobreza, y por la falta de alternativas para los jóvenes.
Bolsonaro va a ganar al frente de su partido -el Partido Liberal Social-, pero sobre todo por la irrupción de las iglesias evangelistas en la política, ya que miles de pastores recorren las colonias y las favelas promoviendo a Bolsonaro como ningún otro partido político. El apoyo de los militares y los evangélicos es una plataforma fundamental para el triunfo del ultraderechista.
Con Bolsonaro va a perder la Selva del Amazonas, esos 7 millones de kilómetros cuadrados que representan los pulmones más grandes del planeta. Bolsonaro ha dicho -al igual que Trump- que el cambio climático es una patraña inventada por los políticos, y defiende la destrucción de los bosques a favor de la agricultura y, sobre todo, de la ganadería.
Vale la pena ver el video promocional de Bolsonaro, donde cientos de brasileños -blancos en su mayoría- bailan emocionados con una alegre coreografía. En el elenco hay también algunas mujeres, las cuales, al igual que todas las norteamericanas que apoyaron a Donld Trump, no saben lo que les espera.
El video está en https://www.youtube.com/watch?v=sLyK-odPT-g