Como se sabe, Inglaterra ha sido el país de los inventos. Desde la máquina de coser hasta el excusado, pasando por la máquina de vapor y las tostadoras de pan, los ingleses han revolucionado al mundo con su creatividad inagotable. Cuna de la revolución industrial que transformó al mundo en el siglo XIX, imperio que extendió sus máquinas a los largo de todos los continentes, Inglaterra sigue siendo el crisol de la moderna tecnología que cambiará la vida en los próximos años.
Uno de los científicos de la Universidad de Manchester, el físico Rahul Nair, acaba de publicar un artículo sobre sus hallazgos acerca de un derivado químico llamado óxido de grafeno, algo que puede cambiar -entre otras cosas-, el acceso al agua potable para todo el mundo.
El grafeno es un material que solo tiene dos dimensiones: ancho y largo. No tiene altura, porque es de una delgadez que casi no puede medirse. Es como una hoja de papel, pero sin grosor. Un material más fuerte que el acero, elástico como ninguno, y con capacidades de conducción eléctrica. Gracias a su estudio, dos científicos rusos ganaron el Nobel de Física en 2010.
Y ahora en la universidad de Inglaterra los científicos han producido una membrana capaz de detener el paso de la sal (el cloruro de sodio), con una eficacia y una rapidez impresionantes, y a un costo mucho menor que las desalinizadoras actuales, que funcionan a base de polímeros.
Es una noticia revolucionaria. En 2025, dentro de apenas 8 años, se calcula que el 14% de la humanidad no tendrá acceso al agua potable. Eso envuelve a más de mil millones de personas. Sin embargo, gracias al invento que se cocina en la Universidad de Manchester, todos ellos no morirán de sed, y tendrán agua limpia.
En México, el grafeno se investiga en el Laboratorio Nacional de Materiales Grafénicos de Saltillo, Coahuila.