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Cuba postcastro

Parece que en Cuba el nombre de los Castro ya pasó a la historia. Pero no es así. El nuevo presidente de la isla, Miguel Díaz Canel Bermúdez, es un hombre nacido en la Revolución, amamantado por su doctrina, profundo admirador de Fidel, y puesto en la cumbre del gobierno por la decisión del Partido Comunista Cubano. Y el líder de dicho partido sigue siendo Raúl Castro.

Todo el poder político de Cuba cae sobre las espaldas de Raúl. Y el económico también. Al ser el Jefe de las Fuerzas Armadas del país, no solo controla los movimientos del ejército, sino también sus finanzas. Y en Cuba el ejército tiene bajo su mando al Grupo de Administración Empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, un monopolio que dirige más del 60% de la economía de la isla. Se trata de un archipiélago de 57 empresas conformado por hoteles, centros comerciales, tiendas, supermercados, almacenes de puertos y bancos para cambiar dólares. Su director es el general de división de división Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, quien es el yerno de Raúl Castro.

La primera declaración del nuevo presidente de Cuba -obtuvo 603 votos de 604 posibles- fue de halagos a su predecesor.  “Con firmeza, sin apego a los cargos, con serenidad, madurez, confianza y firmeza revolucionaria, se mantiene por legitimidad y mérito propio al frente de la vanguardia política, como el referente que es para la causa revolucionaria, enseñando y siempre presto a enfrentar al imperialismo, como el primero, con su fusil a la hora del combate”.

Raúl Castro, por su parte, dijo que fue la mejor elección.

No había otra.

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