Las redes sociales se han convertido en un elemento muy importante en los procesos electorales. En Estados Unidos, la polémica sobre la participación de Rusia para definir la elección presidencial a favor de Donald Trump es una madeja que, conforme se desenvuelve, va soltando nuevos cabos y va poniendo a la Casa Blanca contra la pared.
En Brasil, que tendrá elecciones presidenciales en octubre del presente año, la incertidumbre sobre la participación del expresidente Lula Da Silva es un asunto que se definirá en tribunales, pero que sirve también de combustible para que las redes sociales propaguen todo tipo de noticias falsas. Las más importantes giran alrededor de la situación jurídica de Lula -el primer lugar en las encuestas-, la calidad moral y financiera de su opositor, el diputado conservador Jair Bolsonaro -acusado de desviar fondos públicos-, y la antigua Ministra de Medio Ambiente Marina Silva -que corre en tercer lugar en las encuestas-, quien fue acusada de tratar de prohibir los videojuegos en caso de ganar la presidencia en los pasados comicios. Hay un proyecto de ley que señala que los autores de noticias falsas serán castigados con dos años de prisión.
En México, como se sabe, el candidato López Obrador ha sido acusado de ser fiel seguidor de las políticas de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, y de ser apoyado también -al igual de Trump- por el Kremlin. Nada de esto ha sido probado, pero los rumores han encontrado un nuevo vehículo en las redes sociales.
Por eso el Instituto Nacional Electoral firmó un acuerdo con Facebook, con el fin de combatir las noticias falsas con información verídica, y difundir de manera exhaustiva todos los eslabones de la cadena del proceso electoral. Gracias a dicho convenio, además, Facebook tendrá un espacio en la carpa magna que organiza el INE para que todos los medios de comunicación puedan difundir todos los detalles del proceso electoral.
(Fotografía de The Intercept)