La ceremonia del Óscar va perdiendo adeptos. Está dejando de ser el Super Bowl de las competencias de Hollywood. Su audiencia va descendiendo en picada. De 43 millones de televidentes que estuvieron prendidos a los televisores en 2013, el año pasado fueron solamente 26.5 millones. ¿Por qué? Los grandes magnates del cine donde danzan los millones de dólares en las pantallas lo ignoran. Puede ser la feroz competencia que las series televisivas le hacen a las películas, y eso explica el reciente incremento de las audiencias de los Globos de Oro, donde se premian también dichas series. O el hecho de que las películas más taquilleras no son aptas para arrasar con los Óscares.
Si algún organizador pensó lo anterior, eso explica el giro que se le piensa dar a la ceremonia donde acuden las celebridades con la ansiedad de llevarse las famosas estatuillas. Ahora se premiarán también las cintas que representan grandes éxitos en taquilla, aunque no se trate de las obras de grandes directores, con elencos reconocidos, inclinaciones al arte o películas de culto. Habrá una premiación especial para las películas de grandes presupuestos, con sofisticados efectos especiales, monstruos acorazados, héroes de gran tamaño, guerras intergalácticas y finales felices. Por ejemplo, El hombre de acero, Spiderman, El Cuervo, Capitán América, Blade Runner, La guerra de las galaxias, El regreso del Jedy, Jurassic Park III.
Sin embargo, la introducción de esta nueva categoría pone en predicamentos a los organizadores de la ceremonia. ¿Se trata de una categoría inferior? ¿Con públicos de segunda línea? ¿Podrán estas cintas llevarse también el Óscar como la mejor película de año? ¿O se conformarán con el Óscar a la más taquillera?
Para poner un ejemplo de las películas de alta calidad y las más taquilleras, habría que comparar a las ganadoras y perdedoras del año pasado. La Forma del Agua, de Guillermo del Toro, fue la mejor película del año, y recaudó 60 millones de dólares en 14 semanas de exhibición. Pantera Negra, en cambio, obtuvo más de 200 millones de dólares en los primeros tres días de exhibición, pero no se llevó ningún Óscar. En el fondo, se trata de una polémica sobre los contenidos del cine, algo que podría resumirse en las diferencias entre el cine comercial y el artístico. Los restos legendarios de la vetusta Cineccitá en Roma versus la riqueza y el glamour de Hollywood en California y Bollywood en Mumbay.