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El Memorial que hacía falta

En Nueva York hay un Memorial que recuerda los trágicos atentados contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. En Berlín hay otro que conmemora el Holocausto del pueblo judío a manos de los nazis. En Johanesburgo existe un Memorial contra la segregación que vivió el país hasta el triunfo de Nelson Mandela. En Hiroshima un museo recuerda la tragedia del ensayo de la primera bomba atómica contra Japón. En todos esos sitios, la humanidad refleja su lado más oscuro, el odioso racismo, la fuerza bruta contra el enemigo, el simple botón que desata la destrucción.

En este contexto, lo que faltaba era un memorial de la esclavitud de los negros en Estados Unidos. Y ese memorial ya está aquí. Fue construido, ni más ni menos, en el corazón de la esclavitud del país más esclavista de América, en el centro de Alabama. En su capital, la ciudad de Montgomery, el Memorial se encuentra a unos cuantos metros del Capitolio, el Congreso del Estado. Se llama el Memorial Nacional de la Justicia y la Paz, y en esencia es una memoria de la barbarie de la supremacía blanca, y la serie de linchamientos que provocó. Los creadores del Memorial lograron reunir 4,400 casos.

El Memorial no es un museo abstracto, con víctimas anónimas. En su vestíbulo central cuelgan unas columnas con los nombres rescatados de los que fueron linchados, y en el exterior hay casos que abundan sobre los motivos del sacrificio. En una vereda están brevemente algunas acusaciones: Park Banks, linchado en Mississippi en 1922 por llevar una fotografía de una mujer blanca en la bolsa de su saco; Caleb Gadly, ahorcado en Kentucky en 1894 por «caminar detrás de la mujer de su patrón blanco», Mary Turner, quien denunció el linchamiento de su marido a manos de una turba de jóvenes blancos, y fue abierta del vientre y quemada mientras su nonato caía al suelo.

«Queríamos ver los nombres de las víctimas -señaló Bryan Stevenson, fundador la organización que se encargo de la construcción del Memorial-, la mayoría nunca ha sido nombrada en público.»

Cabe señalar que Stevenson es nieto de esclavos. Y que el memorial fue construido muy cerca del lugar donde se encontraba el mercado de esclavos. Dos datos muy significativos para la memoria.

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