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El dragón económico

China tiene muy clara su prioridad para este siglo: convertirse en el nuevo imperio económico del mundo. Desplazar a Estados Unidos. Y ese enfrentamiento no será armado. Ni siquiera verbal. No se verá en las Naciones Unidas. No será fuente de noticias escandalosas en la prensa. El movimiento será discreto, lento pero seguro, y envolverá una serie de transacciones empresariales para que China pueda adueñarse de la tecnología de punta en el mundo entero.

Hasta ahora, esa tecnología se encuentra en manos de las empresas de Estados Unidos. No en su gobierno, sino en sus firmas. Son ampliamente conocidas: General Motors, Ford, Microsoft, ATT, Citibank, IBM y muchas otras. El gobierno de Washington las respalda, las respeta, cuida sus intereses. Y ahora China, con una política que escapa a las regulaciones, ha puesto en la mira un tipo de relación con ellas que le permita apoderarse de sus tecnologías sin hacer ruido.

Hace dos años, el gobierno lanzó un ambiciosos proyecto llamado Hecho en China 2025, cuyo propósito es ponerse a la vanguardia en tecnologías avanzadas como los microchips, la inteligencia artificial y los automóviles eléctricos. La estrategia consiste en asociarse con las empresas norteamericanas en mejores condiciones, comprar algunas firmas y a otras seducirlas con grandes sumas de dinero y acceso al mercado más grande del mundo. Al mismo tiempo, el país está invirtiendo grandes cantidades de dinero en investigación. Cuenta con un fondo para semiconductores de 100 mil millones de dólares, y otro para inteligencia artificial que llegará al 2030 con 150 mil millones de dólares.

No todo esto es chino, por supuesto. La idea de lanzar un proyecto tecnológico de tal envergadura nació en Alemania, con un plan denominado Industrie 4.0, que tenía el objetivo de crear «industrias inteligentes», orientadas a desarrollar trabajos especializados con muy pocos trabajadores. China se animó a pisar ese terreno y pasó del proyecto a los hechos. Una fábrica china llamada Midea compró por 3 mil 900 millones de dólares una empresa alemana llamada Kuka, que fabrica los tipos de robots más avanzados del mundo. Midea fabrica refrigeradores y hornos para arroz, y ahora cuenta con la mejor infraestructura para automatizar sus productos.

El plan Hecho en China 2025 tiene como objetivo cubrir la demanda de las tres cuartas partes de robots industriales del país para 2025, así como las dos terceras partes de la demanda de chips para celulares. Otras metas se refieren a la producción de autos eléctricos y equipos médicos.

Un ejemplo típico de la estrategia china es la inversión que hizo la empresa Sugon con la poderosa empresa A.M.D. de Estados Unidos, que elabora servidores, computadoras y softwares. La empresa china tuvo acceso a las licencias de chips y servidores por un monto de 300 millones de dólares, y ahora podrá desarrollar las supercomputadoras que anteriormente no podía fabricar con sus antiguos chips. Los chinos y norteamericanos trabajan en dos pisos diferentes del mismo edificio. No hay problema.

El que ya se dio cuenta de la amenaza que representan las inversiones conjuntas con empresas chinas es Wilbur Ross, secretario de comercio de Estados Unidos. «Hay algunas empresas de Estados Unidos que se inclinan a compartir tecnología con enemigos potenciales nuestros», dijo.

Ya sabemos que al gobierno de Donald Trump la globalización le produce urticaria. Pero el proceso no tiene vuelta.

 

 

 

 

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