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Odisea en el espacio

Es una pena que Stanley Kubrick no viviera para ver esto. En la Estación Internacional del Espacio, en la que han convivido astronautas de varios países, un astronauta francés llamado Thomas Pesquet, siguiendo las instrucciones de un artista revolucionario llamado Eduardo Kac, fabricó con papel y tijeras una obra de arte muy simple, una pieza ensamblada de dos hojas recortadas en la que una figura la letra «M» y en el centro se incrusta la letra «O». Dice Kac que la pieza contiene las letras de la palabra «Moi», que en francés significa Yo, y que el sentido que le confiere a la obra no es singular, sino universal, hablando de la pertenencia al género humano.

Todo esto parece muy plano, pero en el fondo se trata del deseo de un artista que ha buscado durante 30 años la manera de colocar al arte fuera de las leyes de la gravedad. La pieza se llama Telescopio Interior, porque al mirar desde el tubo de papel a la Tierra, fuera de la atracción de la gravedad, se tiene una percepción distinta del lugar en el que estamos, quiénes somos, qué es lo que nuestros sentidos captan y cuáles son nuestras posibilidades. «Nosotros hemos visto a las estrellas desde hace muchos años a través del telescopio -dice Kac-, pero con este pequeño instrumento ahora nos vemos a nosotros mismos desde las estrellas.» Suena increíble, pero eso es el arte: un instrumento para cambiar nuestra percepción del mundo.

Eduardo Kac es un artista fuera de lo común. Nacido en Río de Janeiro, graduado en el Instituto de Arte de Chicago, se ha esmerado siempre por buscar la complejidad de las cosas detrás de la aparente simpleza de la realidad. Desde un punto de vista artístico, logró decodificar las primeras palabras del Génesis pasándolas primero al Alfabeto Morse y después a las cuatro letras del alfabeto de ADN, para finalmente incorporar la información en una bacteria. Al tratarse de un ser vivo, Kac denominó a su procedimiento el «Bio-arte». Posteriormente, al regresar el mensaje del Génesis al texto original, pasando por el Alfabeto Morse, sucedió una mutación en la frase original. Como lo que sucede al tratar de descifrar la realidad con diferentes lenguajes. Después, al modificar el ADN de un conejo de laboratorio, logró incrustar en su cuerpo obras de arte que podían verse a través de rayos ultravioleta. Fue un experimento muy controvertido en su momento.

Thomas Pesquet es el astronauta francés que fabricó el pequeño Telescopio Interno y lo puso a flotar en el espacio de la Estación. En realidad, tiene poco tiempo para dedicarse al arte. Sus labores diarias allá arriba incluyen investigar a través de la realidad virtual los efectos de la falta de gravedad en la coordinación del ojo y la mano; analizar los microbios que viven en el agua y en el espacio; manipular un robot que se encuentra en Holanda a 380 kilómetros de altura, y tomar fotografías de lo que alcanzan a ver sus pupilas: el monte Edna en erupción, las islas artificiales de Dubai, el desierto de Australia, la aurora boreal, los contornos de Dinamarca.

La asociación entre ambos -el artista y el astronauta- está patrocinada por el Observatorio del Espacio, una rama del Centro de Estudios Espaciales de Francia.

(Con información de The New York Times y L´Observatore de l´Espace)

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